La obra de Leandro Allochis se enmarca dentro del procedimiento del tableaux vivants, recuperado por la fotografía conceptual como herramienta para debatir sobre los paradigmas de representación y realidad entorno al retrato y la identidad. Sus cuerpos fotografiados dan cuenta de las tecnologías y mitologías que atraviesan los rituales y visibilidades de la corporalidad contemporánea. Los cuerpos son presentados como geografías y mapas particulares de identidades cada vez más plurales, complejas y transitorias. Fotografías de transmuta sus formas y funciones biológicas para volverse cuerpo cultural, una metáfora y laboratorio de hibridaciones y recreaciones de arquetipos fundantes, con la posibilidad de producir sujetos tan múltiples como fragmentarios.
En 1799 Francisco de Goya publicó “Los Caprichos”, una serie de 80 grabados, que representaban una sátira de la nobleza y el clero español. Sus imágenes mostraban la doble moral del poder a la hora de juzgar y a la vez consumir los placeres desviados de la época, como la prostitución y la homosexualidad. En tono de homenaje, Allochis actualiza los caprichos para debatir sobre la permanencia de las disciplinas y jerarquías sobre los cuerpos, en apariencia liberados de toda categorización y censura, con la llegada del nuevo siglo. Las estampas muestran escenas donde se sofoca toda alteración o corrimiento de las expresiones de género e identidad por fuera de los modelos hegemónicos.