La obra de Leandro Allochis se enmarca dentro del procedimiento del tableaux vivants, recuperado por la fotografía conceptual como herramienta para debatir sobre los paradigmas de representación y realidad entorno al retrato y la identidad. Sus cuerpos fotografiados dan cuenta de las tecnologías y mitologías que atraviesan los rituales y visibilidades de la corporalidad contemporánea. Los cuerpos son presentados como geografías y mapas particulares de identidades cada vez más plurales, complejas y transitorias. Fotografías de transmuta sus formas y funciones biológicas para volverse cuerpo cultural, una metáfora y laboratorio de hibridaciones y recreaciones de arquetipos fundantes, con la posibilidad de producir sujetos tan múltiples como fragmentarios.
¿El retrato en tanto representación, alcanza por si mismo para reconstruir a la persona que no es la imagen misma? ¿Qué se revela del retratado a través de su representación? Una vez ejecutada, la imagen queda libre, a merced de la mirada, de los elementos, preguntas y significados que agrega el espectador al retrato. Así nace un retrato nuevo, manipulado, hibridado y actualizado, donde la mirada agrega, sustrae, deteriora y enriquece, pero finalmente mata y hace desaparecer la imagen original. Surge un retrato múltiple, una superposición de capas y una secuencia interminable de versiones, donde el referente original ya no existe...o no importa. La foto es ahora una superficie apropiada por la mirada, un plano intervenido y repleto de huellas que vienen a colonizar su superficie ¿Entonces, el retrato ha muerto como testimonio objetivo de una persona?