"Partiendo de diferentes prácticas de adoración, se retoman figuras míticas y cultos paganos que incluyen historias de mujeres, como la diosa del mar Iemanjá, para dar cuenta de las fortalezas y enigmas que surgen de estas imágenes. Esta esencia de mito o de memoria colectiva, se traduce en el testimonio íntimo de un cuerpo que quiere contar la propia historia, para simplemente ser y saberse existente, una corporalidad que muta, encarna otras narraciones y se entrega al devenir del tiempo. Pequeños seres naturales como caracoles, peces y estrellas de mar, cambian de escala y se cruzan con el cuerpo, se transforman en objetos de adoración o presencias cercanas con carga simbólica.
Simulacros de una nostalgia no conocida es un conjunto de situaciones escenificadas donde se rinde culto a la naturaleza. Aquí, donde el mito y lo contemporáneo se aúnan, es mi propio cuerpo de mujer el que hace referencia a una espiritualidad que involucra a la naturaleza y el instinto. Pero en estas composiciones fotográficas, el simulacro es evidente y la puesta en escena busca en definitiva recomponer una ausencia de fe, a fin de generar un nuevo vínculo con el entorno, utilizando como punto de partida diferentes prácticas de adoración, sincretismos e imaginaciones", Julieta Anaut.
Esta obra obtuvo la mención del jurado en el Premio de Fotografía Ayerza de la Academia Nacional de Bellas Artes (2018) y fue expuesta en la sede de Neuquén del Museo Nacional de Bellas Artes (2019).